Aya Sofía encabeza la lista de qué hacer y qué ver en Estambul. También conocida como Haghia Sofía o Santa Sofía, es el atractivo más visitado en Estambul. Es además la mejor puerta de entrada a la cultura musulmana, la historia de Turquía y de la humanidad. Hoy es patrimonio de la humanidad.
Santa Sofía es uno de los cada vez más numerosos destinos disponibles para viajar en tiempos de pandemia. Esta mezquita está abierta al público, como la totalidad de los restaurantes y museos de Estambul, pero hay que cumplir con los protocolos que exige la autoridad sanitaria.
Santa Sofía está ubicada en el corazón del Barrio Sultanahmet y allí comparte protagonismo con el Hipódromo de Constantinopla, la Mezquita Azul, el Palacio Topkapi, la Cisterna Basílica y el Museo Arqueológico de Turquía. Un panorama completo de qué hacer y qué ver en Sultanahmet, el barrio histórico de Estambul, durante la misma jornada y a pie.
Datos para ingresar a Santa Sofía
El horario de visita de Santa Sofía es todos los días desde las 9 de la mañana. En temporada cálida, del 1 de abril al 31 de octubre, cierra a las 19 horas. En la época de frío, de 1 de noviembre al 31 de marzo, cierra a las 18 horas.
La entrada a Hagia Sofía es gratuita, pero tienes que cumplir con los requisitos de ingreso: hay que entrar descalzos, con ropa apropiada, no se permiten los pantalones cortos en hombres y las mujeres deben cubrir su cabello.
Aya Sof´ía ofrece a los visitantes casilleros para guardar su calzado y pañuelos apropiados a las mujeres para cubrir su cabeza por pocas liras turcas. Sin embargo, no es obligatorio pagar por ello. También puedes guardar tus zapatos en tu propio bolso y llevar tu pañuelo para cubrir tu cabeza.
La mascarilla sanitaria para evitar el contagio del Covid 19 es obligatoria para ingresar a Santa Sofía, como lo es también en el transporte público. Aunque la autoridad sanitaria no la exige en los espacios abiertos.
Aya Sofía exuda historia
Santa Sofía encabeza las preferencias de qué hacer y qué ver en Estambul, viajando en tiempos de pandemia.
Su monumentalidad es una de las razones. Con casi 6.000 m2 construidos (82 mt de ancho por 73 de ancho) y 55 metros de altura, fue la catedral más grande del mundo por casi mil años, hasta 1520, cuando se terminó de construir la catedral de Santa María en Sevilla, que la destronó.
Haghia Sofía es también un reservorio de parte importante de la historia de humanidad. Su construcción tardó poco más de 5 años y ocupó a más de 10 mil hombres. Se terminó en 547, convirtiéndose en la más grande el Imperio Bizantino, bautizada como sabiduría sagrada (Aya Sofia), su destino era superar en magnificencia el Templo de Salomón en Jerusalén. Y lo logró.
Este templo a la sabiduría divina se convirtió en catedral ortodoxa en el 1054.
La caída del Imperio Otomano
Con la caída del Imperio Bizantino a manos del Imperio Otomano, en 1453, Santa Sofía se transformó en Mezquita. Sus mosaicos bizantinos quedaron ocultos bajo el yeso y gran parte del simbolismo de la cultura helenística fue cambiado por símbolos musulmanes.
El poderoso Imperio Otomano llegó a su fin tras la Primera Guerra Mundial. y los aliados se repartieron su territorio. De sus escombros, nació el Estado moderno de Turquía, caracterizado por un fuerte movimiento nacionalista, encabezado por Mustafá Kemal Ataturk.
En 1935, Atartuk ordenó que la mezquita se convirtiera en museo. Y así se mantuvo por 85 años.
En 2020, devotos islamistas y musulmanes reavivaron el llamado para que el monumento fuese transformado otra vez en mezquita, afirmando que mantenerla como museo socaba la soberanía de Turquía. Tras protestas callejeras contra una ley de 1934 que prohibía realizar servicios religiosos en su interior, el gobierno de Erdogan finalmente decidió transformarla nuevamente en mezquita.
La ventaja para los turistas, como es un lugar de oración, su ingreso ahora es gratuito.
Santa Sofía y la historia de Estambul
La historia de Santa Sofía va de la mano con la historia de Estambul. Esta ciudad no es la capital de Turquía, pero fue la capital de tres imperios: el Romano, el Bizantino y el Otomano, que terminó de conquistar Anatolia con la caída de esta ciudad en 1453.
La actual ciudad data del 667 a.c. con el nombre de Bizancio, centro político y religioso del Imperio Bizantino. En el 330 d.c., los romanos tomaron el control de la ciudad y la renombraron como Constantinopla, convirtiéndola en la capital del Imperio Romano de Oriente. Y fue su conquista por el Imperio Otomano, en 1453, la que la renombró Estambul, fijando allí su capital, hasta 1923, cuando la novel República de Turquía optó por fijar la capital política en Ankara, en el lado asiático de este país tricontinental.
Pero Estambul sigue siendo hasta hoy el centro cultural y económico de Turquía.
No en vano, es una de las ciudades más importantes de la historia universal y en la actualidad la más poblada no sólo de Turquía, sino también de Europa. Con más de 15 millones de habitantes, Estambul es también una de las ciudades más pobladas del mundo.
Y si de historia se trata, Sultanahmet es el barrio que lo concentra los mayores atractivos de qué hacer y qué ver en Estambul. La Unesco declaró patrimonio de la humanidad al sector histórico de Estambul en 1985. Y Aya Sofía está justo en el corazón de este barrio.
Qué hacer y qué ver en Hagia Sofía
Santa Sofía ofrece vestigios de la historia de la humanidad, de Turquía de Estambul, la ciudad que fue capital de tres imperios.
De los tiempos del Imperio Bizantino quedan para observar su arquitectura característica, sus 104 columnas y el mármol y otros materiales traídos desde todo el imperio. Muchos de ellos piezas de otras obras desmanteladas para construir la basílica que fue la más grande del mundo durante casi mil años.
La gran cúpula es uno de los atractivos más recurrente de qué hacer y qué ver en Aya Sofía. En sus orígenes, cubierta de mosaicos bizantinos que reproducían escenas del imaginario del cielo o paraíso, en la que destacan ángeles de seis alas. Ahora luce inscripciones del Corán.
De la llegada de los otomanos, puedes observar sus 4 minaretes y otras obras típicas e inscripciones de la religión musulmana, como la fuente de las ablaciones, a su entrada, destinada a purificar a los fieles con el agua antes de su ingreso.