El Puente de Gálata, gastronomía y buena vista

El Puente de Gálata es otro imperdible de tu visita a Estambul, uno de los mejores destinos para viajar en pandemia. Y una de las alternativas para cruzar desde la antigua ciudad de Constantinopla a Gálata.

El Puente de Gálata, de 490 metros de largo, une la parte europea y asiática de Estambul.
El Puente Gálata es un pasadizo de 490 metros que une la parte histórica a la más moderna de Estambul.

Con sus 490 mts de largo, lo primero que llama la atención en el Puente de Gálata son los impenitentes pescadores. Los podrás observar de día y de noche, lanzando sus cañas a las aguas del Bósforo en busca de la pesca del día. Además de disfrutar observando las gaviotas que son otro elemento permanente del paisaje.

El Puente de Gálata lo puedes cruzar en vehículo, en alguna de sus 6 pistas, o a pie, en la parte baja del puente. Allí encontrarás una buena y variada oferta gastronómica para disfrutar la gastronomía turca con hermosas vistas de Estambul.

El bullante Eminönü

Ubicada al lado sur del Cuerno de Oro, en uno de los extremos del Puente de Gálata, Eminönü es por excelencia un lugar de conectividad. No sólo porque tiene una estación de Metro. Allí está la terminal de la estación de trenes Sirkeci, la misma donde llegaba el legendario Expreso del Oriente desde Paris. También, las terminales de decenas de líneas de autobuses en que ir a donde quieras.

Aquí, puedes dedicar un par de horas a disfrutar de Emin¨onü. Este barrio es por excelencia sinónimo de conectividad. No solo tienes una estación de Metro, del mismo nombre. Allí también está la Estación de Trenes, varias muelles de llegada y salida de ferris y el terminal de decenas de líneas de autobuses.

En Eminönü existen decenas de muelles en los que embarcarse para navegar el Bósforo.
En Eminönü existen decenas de muelles para embarcarse a navegar el Bósforo.

En Eminönü puedes adquirir, en alguno de sus decenas de kioskos, la Estambulcard para usar el transporte público. O comprar algún recuerdo o artículo que necesites en las decenas de pequeñas tiendas que hay en el túnel.

En Metro, desde Eminönü, puedes ir por ejemplo, al barrio de Sultanahmet, en la estación del mismo nombre. Sultanahmet es el corazón del casco histórico. Ahí puedes recorrer en un día y a pie Santa Sofía, el Hipódromo, el Palacio Topkapi, el Museo Arqueológico y el Parque Gulhane.

En tren puedes ir a, por ejemplo, a Uskudar. Uno de los poblados más visitados del lado asiático de Estambul.

En la línea 99 de autobuses, puedes ir a admirar uno de los atardeceres icónicos de Estambul en Lotti. Bajando en la parada del mismo nombre y subiendo luego al funicular.

Y en ferry puedes recorrer las Islas Príncipes o contratar un paseo en barco por el Bósforo. La mejor opción es una cena con espectáculo en uno de las decenas que ofrece este imperdible de Estambul.

La modernidad de Gálata

Y al otro extremo, en Gálata, podrás recorrer el barrio Karaköy y desplazarte luego a la Plaza Taksim.

La plaza Taksim es el corazón de la parte más moderna de Estambul. Está en el lado asiático de esta ciudad bicontinental.
Gálata es la parte más europea de Estambul, pues cuando los otomanos reinaban en Constantinopla, allí lo hacían genoveses y venecianos.

Puente de Gálata, comida y buena vista

Eso no es todo lo que ofrece el Puente de Gálata. También desde allí puedes obtener las mejores vistas de la ciudad, de sus costas, sus barcos y sus calles. Y lo mejor: la oferta gastronómica es otro de los atractivos del lugar.

Cuando el Imperio Otomano se hizo de Constantinopla, la única de manera de cruzar el Bósforo era en embarcaciones.

En 1502, el sultán Bayezid II quiso construir un puente que conectara Constantinopla con la entonces vecina ciudad de Gálata. Y Leonardo da Vinci le presentó un novedoso diseño que explicó en una carta al sultán. De ello dio cuenta en sus cuadernos, hoy resguardados en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, Italia.

Pero nunca llegó a concretarse. Debieron pasar más de 300 años para que el primer Puente de Gálata se construyera sobre el Bósforo, en 1846. Era de madera y bastante rudimentario.

El 1863, se construyó su segunda versión. Era la manera que el Imperio Otomano buscó impresionar a Napoleón en su visita a la ciudad. Y lo consiguió. Cuenta la historia que el emperador francés exclamó allí que «si la tierra fuese un solo estado, Estambul sería su capital”.

El que actualmente puedes recorrer a pie o en vehículo es la tercera versión de este puente. Fue construido en 1912. Y fue la primera vez que se concibió en dos niveles. Una superior, para el tránsito de vehículos, y una inferior, para el paso peatonal y el comercio.

Fue este diseño que dio al Puente de Gálata la condición de espacio de encuentro de diversas culturas y centro comercial y gastronómico.

En las cocinerías de la parte inferior del Puente de Gálata se puede degustar casi todo el espectro de la gastronomía turca. Aunque la especialidad del lugar son los pescados y mariscos. El rey indiscutido de esta oferta es el sandwich de pescado frito.

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